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miércoles, 29 de mayo de 2019

Despedida.





Esta va a ser –de momento– la última entrada de En un lugar de Aragón...
Evidentemente, no he podido abarcar todo el patrimonio arquitectónico de la región, pero espero que estas muestras hayan sido lo suficientemente elocuentes para comprender la vasta historia aragonesa y la evolución en la gestión de sus edificios más emblemáticos.
Por mi parte, he disfrutado investigando y redactando cada entrada, he descubierto grandes ejemplos de buena gestión y he aprendido de los errores cometidos en el pasado; creo que finalizo el curso con un buen bagaje para enfrentarme a los retos futuros como historiadora y gestora de patrimonio.
Quisiera que esta última entrada sirviera para clausurar el blog agradeciendo cada una de sus casi mil setecientas visitas y cada una de las que lleguen con el tiempo, esperando que hayan sido y sean provechosas y estimulantes. Gracias, de todo corazón, a los lectores de dentro y fuera de Aragón. No dejen de disfrutar aprendiendo y de aprender disfrutando. Thank you. Grazie. Danke. Merci. 




lunes, 20 de mayo de 2019

La fábrica de fundición Averly (Zaragoza). Patrimonio perdido.

Averly fue el taller más grande de Aragón dedicado a la fundición industrial y artística de hierro y bronce, fundiendo muchos de los elementos de mobiliario urbano y artístico más representativos de Zaragoza y otras ciudades aragonesas.



Contexto histórico y evolución:
En 1853 el francés Antonio Averly y Françon constituyó –junto a Goybet, Montgolfier y los banqueros zaragozanos Villarroya y Castellano– la «Sociedad Maquinista Aragonesa» (S.M.A.), instalando en el zaragozano barrio de Torrero un moderno taller con el fin de dedicarse a la fundición y construcción de maquinaria.
Esta empresa prosperó en los años siguientes gracias al impulso financiero y bancario auspiciado por el Bienio Progresista y las inversiones exteriores. En 1861 fue reestructurada sobre una nueva base de capital. A partir de entonces, se trasladó la sede y se abrieron nuevos talleres propios. En 1880 se produjo el traslado definitivo a unas nuevas instalaciones situadas en Campo Sepulcro, en una ubicación estratégica junto a la estación de ferrocarril.
En 1886, en pleno surgimiento de las grandes empresas siderúrgicas vascas, Antonio Averly fundó en Bilbao la fábrica «Averly y Cía. Fundiciones y Construcción Mecánica del Nervión», próxima a los altos hornos y junto al ferrocarril de Portugalete. Este nuevo taller llegó a tener un mayor número de trabajadores que el original aragonés.
En 1900 la sede de Averly en Zaragoza ocupaba 10.000 m2, de los cuales aproximadamente 4.000 estaban edificados, ocupados por viviendas, oficinas, un taller de mecanización y montaje, calderería, carpintería y modelos, almacén, fundición y demás dependencias.
En 1903 Antonio Averly dejó la dirección de todos sus negocios en manos de sus hijos, por lo que la empresa pasó a llamarse «Hijos de Antonio Averly» hasta 1912, cuando uno de ellos, Fernando Averly, se convirtió en el único propietario y director y renombró a la empresa como «Hijo de Antonio Averly». En 1918 se convirtió en sociedad anónima, denominada «Averly S.A.», y pasó a ser dirigida por Faustino Bea.

Importancia histórica y patrimonial:
A comienzos del siglo XX, Averly tenía una capacidad de fundición de 4.000 kg. por hora y daba empleo a 140 operarios, fabricando todo tipo de maquinaria industrial, sanitaria y agrícola.
Facilitó la introducción y canalización de tecnología desde Europa, importando nuevos métodos, técnicas de trabajo y maquinaria. Contó siempre con el trabajo y la asistencia de ingenieros y técnicos extranjeros, fundamentalmente franceses, adquiriendo un marcado carácter de escuela de formación de trabajadores. Además, participó en la Exposición Hispano-Francesa celebrada en 1908 en Zaragoza y consiguió a lo largo de su trayectoria más de sesenta medallas en exposiciones nacionales y extranjeras.
En los talleres de Averly se fundieron destacadas piezas zaragozanas, como las farolas de las calles Alfonso –cuyos moldes conservaba– y Coso, la fuente de la Samaritana, el Monumento al Justicia de Aragón, etc.


Calle Alfonso (Zaragoza), cuyas farolas fundió Averly




Fuente de la plaza de la Catedral (Huesca) y detalle de la misma con la firma del autor

Además, no sólo constituía un importante ejemplo de patrimonio industrial, sino también documental, gracias a la amplitud de su biblioteca en la que se incluía, entre otros muchos volúmenes, una significativa colección de revistas técnicas y de su archivo.

Pérdida y actualidad:
En 2013, la constructora Brial compró la fábrica para construir bloques de pisos en el solar en el que se erigía, respetando únicamente lo que había sido declarado Bien de Interés Cultural, es decir, la vivienda y la entrada principal, que ocupaban apenas el 30% de la propiedad. Ante este hecho, y frente a la amenaza de demolición y pérdida del patrimonio que se cernía sobre Averly, se creó una plataforma ciudadana para salvar sus naves. No obstante, en 2014 las Cortes de Aragón desestimaron dos proposiciones que pedían catalogar la totalidad del conjunto.
Poco después, la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza suspendió el derribo por un procedimiento administrativo y continuó la movilización de la ciudadanía para salvar Averly, aunque de manera insuficiente e infructuosa, ya que finalmente, en julio de 2016, Brial comenzó la demolición de las naves.


Actualmente, del antiguo esplendor de Averly sólo subsisten la vivienda familiar y la entrada principal, aunque en un evidente y vergonzoso estado de ruina.

Para conocer más patrimonio perdido:
http://recordandoarquitecturasperdidas.blogspot.com

Bibliografía:
Biel Ibáñez, Mª Pilar y Gerardo J. Cueto Alonso (Coord.), 100 elementos del patrimonio industrial en España [exposición], TICCIH España, Gijón, 2011.
Jiménez Zorzo, Francisco Javier, Arqueología industrial en Zaragoza: la fábrica de fundición Averly, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1985.
Sancho Sora, Agustín, La fundición Averly (1880-1900): nuevos aportes a la industrialización en Zaragoza, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1991.
Torres Liarte, Concepción, Averly: 1863-1900, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1986.


Casos similares:
Teatro Bellas Artes
Un destino similar al de Averly parece aguardar al edificio del Teatro Bellas Artes de San Sebastián (Guipúzcoa), una joya de principios del siglo XIX abandonada por la empresa propietaria e injustamente declarada en ruina con el fin de derribar el inmueble para construir un hotel en el solar que ocupa. 
La pérdida del patrimonio continúa siendo un problema grave y real que nos afecta a todos. Por eso, aunque este caso concreto no se ubique en Aragón, su salvaguarda no deja de ser responsabilidad común.
Para firmar la petición que solicita la protección del Bellas Artes:  http://chng.it/FKgnS4zdzS