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lunes, 28 de enero de 2019

Casa de la Comunidad (Teruel). El alma de los turolenses.

Casa de la Comunidad
(Web del Museo Provincial de Teruel)

Contexto histórico:
El origen de la Comunidad de aldeas de Teruel se encuentra en 1177, en los Fueros otorgados por Alfonso II a la ciudad de Teruel, mediante los cuales esta se convirtió en cabeza de la Comunidad constituida por ochenta aldeas aledañas y basada en la defensa de intereses mutuos.
El lugar de reunión de los representantes de estas aldeas se situó desde un principio en el solar que hoy ocupa el actual Museo Provincial de Teruel, aunque el edificio fue renovado a finales del siglo XVI.


Conjunto arquitectónico:
La actual Casa o Mesón de la Comunidad fue construida entre 1591 y 1593, bajo la dirección de Juan de Rigol –o Riego– y Pedro de Heredia.
Se trata de una obra de sillería marcada por el manierismo y la tipología habitual de los palacios aragoneses de su época, si bien presenta como elemento propio y único el añadido de un cuarto cuerpo en altura, sobre el alero, a modo de galería arcada dividida por columnas dóricas.
En la fachada destaca un frontis compuesto por dobles columnas estriadas, sobre las que se asienta un amplio frontón curvo y partido, en cuyo centro se observa el escudo de la Comunidad.
En la planta noble se abren tres balcones adintelados, entre pilastras, y rematados por frontones triangulares e imposta corrida. Este cuerpo correspondía al salón de reuniones, en cuya cabecera se abrió un nicho semicircular –acusado al exterior, en uno de los laterales del edificio–, para encajar un retablo con las imágenes de los patronos de Teruel. 
El tercer cuerpo constituye un mirador de arcos de medio punto, situados bajo un alero de piedra sobre modillones. 
En el interior del inmueble destaca la escalera, coronada con una cúpula de yesería. El resto ha sido reformado para albergar el Museo provincial de Teruel.

Evolución de las funciones del edificio:
La Casa de la Comunidad fue sede de las instituciones políticas, administrativas y jurídicas de la Comunidad de Teruel y sus aldeas. En ella se encontraba el despacho del Juez, máxima autoridad de la Comunidad y, además, el edificio ofrecía alojamiento a los representantes de las aldeas, que disponían de alcobas para ellos en diferentes plantas, mientras que en el sótano se encontraban las cuadras para las caballerías.
A pesar de haber perdido su poder político y administrativo, la Comunidad de Teruel continuó vigente y ocupó este edificio hasta el siglo XIX, como resultado de las desamortizaciones de aquella época.
Desde 1837 fue sede de la Diputación Provincial y, posteriormente, albergó un Instituto de Segunda Enseñanza, así como las sedes de diversos partidos políticos, hasta que en el siglo XX fue vendida a particulares.
En 1972 la Diputación Provincial adquirió el edificio, declarado Monumento Histórico-Artístico nacional dos años más tardeEntre 1977 y 1985 se restauró y acondicionó para acoger las colecciones del museo de Teruel, recuperando la estructura original del inmueble y resaltando los elementos ornamentales que conservaba.

Museo Provincial de Teruel:
Tras algunas iniciativas fallidas, el Museo Provincial de Teruel fue definitivamente creado en 1956, aunque no abrió de forma permanente hasta tres años más tarde. Ocupó parte del denominado Palacio de Archivos, Bibliotecas y Museos, actual Casa de la Cultura de Teruel, hasta 1987, cuando se inauguró su nueva sede, situada en la antigua Casa de la Comunidad, concentrando todas sus colecciones en este edificio que contaba, además, con salas de exposiciones temporales, salón de actos, biblioteca, laboratorio de restauración, laboratorio fotográfico y demás dependencias técnicas y administrativas. Desde entonces, se llevaron a cabo en este edificio diversas reformas  para adecuarlo a sus nuevas funciones, destacando la intervención realizada entre 2012 y 2013, en la que se procedió a la modernización y renovación de sus espacios públicos. Actualmente, se están ampliando sus estancias gracias a la incorporación del cercano palacio del Marqués de Tosos, una construcción de finales del siglo XVII.
Este museo depende de la Diputación Provincial de Teruel y está integrado en el Sistema Español de Museos del Ministerio de Cultura y en el Sistema de Museos de Aragón. Además, fue declarado Bien de Interés Cultural.

Para saber más sobre el Museo Provincial de Teruel: http://museo.deteruel.es/museoprovincial/

Web del Museo Provincial de Teruel


Bibliografía:
Laborda Yneva, José, Teruel: guía de arquitectura, Caja de Ahorros de la Inmaculada, Zaragoza, 1996.
Losantos Salvador, Antonio (coord.), Comunidad de Teruel, Caja de Ahorros de la Inmaculada, Zaragoza, 2006.
Novella Mateo, Ángel, La transformación urbana de Teruel a través de los tiempos, Instituto de estudios turolenses, Teruel, 1998.
Sebastián López, Santiago, et al., Inventario artístico de Teruel y su provincia, Servicio de publicaciones del Ministerio de educación y ciencia, Madrid, 1974.

jueves, 17 de enero de 2019

Castillo de los Calatravos (Alcañiz, Teruel). De fortificación medieval a Parador Nacional.


Fachada del palacio (Canal Saturno, Aragón TV)
Contexto histórico:
Los orígenes de este castillo se encuentran en un castro romano convertido después, muy posiblemente, en alcazaba musulmana. 
Alcañiz fue conquistada en 1157 por el príncipe Ramón Berenguer IV –esposo de la reina Petronila de Aragón–, quien le otorgó un fuero y un amplísimo término. Desde entonces, su castillo fue custodiado por seniores –Sancho Aznárez, don Palacín, Beltrán de Santa Cruz y Artal de Alagón–, hasta que, en 1179, Alfonso II cedió la villa de Alcañiz a la Orden Religioso-Militar de Calatrava, fundada poco antes en Castilla.
En ese momento, el castillo pasó a ser sede de la Encomienda Mayor de esta Orden, que mantenía la jurisdicción sobre todos los pueblos de la comarca. No obstante, se sucedieron los intentos por independizarse del Gran Maestre, residente en Castilla. A lo largo de los siglos, algunas villas fueron emancipándose o se vendieron a otros señores. En cuanto a Alcañiz, la dominación calatrava nunca pasó de ser meramente simbólica; los alcañizanos llegaron, incluso, a asediar al comendador Rodrigo Pérez de Pomar en el castillo entre 1267 y 1284.
En todo caso, este castillo sufrió pocas batallas. En 1462 fue ocupado por Juan de Híjar en defensa del príncipe de Viana, pero apenas tuvo protagonismo en los siglos XVIII y XIX, salvándose así de la destrucción que sufrieron otros castillos durante las guerras carlistas.

Conjunto arquitectónico:
El castillo de Alcañiz está formado por un palacio, un claustro, una Torre del Homenaje y una iglesia, con un amplio patio en el centro del conjunto. Casi todas las edificaciones son de sillería en piedra arenisca.
Plano del conjunto (Los castillos turolenses, p. 32)
El castillo fue construido entre los siglos XII y XIII. En origen, se trataba de un alcázar torreado de planta trapezoidal, rodeado por un recinto amurallado y parcialmente adosado a las laderas de la loma como dique de contención de tierras. Estas murallas fueron modernizadas y adecuadas a la fusilería, con aspilleras, durante las guerras carlistas. Además, en el siglo XVIII, el alcázar fue profundamente modificado, enmascarando parcialmente su primitiva estructura medieval.
Al norte del patio central se encuentran los edificios medievales, de estructura conventual, destacando entre ellos la capilla románica, de estilo románico y dedicada a la Magdalena; fue la primera parroquia de Alcañiz.
Esta capilla está compuesta por una única nave rectangular, cubierta por una bóveda de cañón apuntado, y con portada y ventanas también románicas. En la cabecera, en el lado del Evangelio, se encuentra el sepulcro plateresco de Juan de Lanuza (✝️1535), último comendador de la Orden en Alcañiz y virrey, obra de Damián Forment.
También recibe el nombre de Lanuza la torre situada junto a la cabecera  de la iglesia, en su ángulo noreste, por tener el escudo de este comendador, pero es mucho más antigua, seguramente de la primera época constructiva del castillo.
Sepulcro de Lanuza (Canal Saturno, Aragón TV)
Torre del Homenaje vista desde el patio
(Canal Saturno, Aragón TV)









La robusta Torre del Homenaje está adosada a los pies de la capilla, en su lado oeste¸ constituyendo su cuerpo inferior el atrio de la iglesia. Data del siglo XIV y pertenece al estilo gótico, con nueve metros de lado, compuesta por cuatro plantas y adornada con una serie de pinturas murales del gótico de transición en su planta principal, entre las que destacan la conquista de Valencia por Jaime I –ya que el monarca se alojó en este castillo durante su camino hacia esta ciudad, aunque también hay otras de temática trovadoresca y religiosa. Tiene un remate dieciochesco.

Conquista de Valencia (Canal Saturno, Aragón TV)


Escenas de la Última Cena y Pasión de Cristo en el atrio de la iglesia (Canal Saturno, Aragón TV)

Junto a la Torre del Homenaje permanecen las ruinas de una sala que debió ser el refectorio, y durante unas excavaciones llevadas a cabo en la segunda mitad del siglo XX se hallaron allí los cimientos de dos torres rectangulares.
Adosado al muro meridional de la capilla hay un pequeño claustro, de estilo protogótico  y con sólo dos arcadas por crujía, formadas por macizos arcos apuntados que arrancan casi del suelo. Este claustro sirvió como cementerio y recibió numerosos enterramientos, como demuestran sus pequeñas capillas, con profusión de laudas sepulcrales de caballeros de la Orden calatrava.
Se desconocen las fechas exactas de construcción de la capilla y el claustro, pero se sitúan en torno al 1200.
La parte más moderna del conjunto corresponde al palacio que el infante y comendador honorífico Felipe de Borbón –hijo de Felipe V– construyó en 1738. A pesar de su fecha tardía, este palacio continuó con la tradición aragonesa del Renacimiento, con un gran alero y la típica galería aragonesa de arcos semicirculares en su planta alta. Su suntuosa fachada palaciega, con diez balcones y flanqueada por dos torreones, presenta una portada barroca. En el interior del palacio destacan la escalera, los salones y el pórtico columnario. Toda esta zona fue restaurada para desempeñar una nueva función, ya que en ella se sitúa actualmente –y desde mediados del siglo XX– el Parador Nacional de Turismo de Alcañiz. En 1925 el conjunto fue declarado Monumento Nacional y en 1985 se convirtió en Bien de Interés Cultural.


Interior del Parador
(Paradores de Turismo)
Interior del Parador
(Paradores de Turismo)


Para saber más sobre el Castillo Calatravo de Alcañiz: https://www.youtube.com/watch?v=UVlf8uV3aPA

Para alojarte en el Castillo Calatravo de Alcañiz: https://www.parador.es/es/paradores/parador-de-alcaniz

Bibliografía:
Cabañas Boyano, Aurelio, Aragón: una tierra de castillos, Prensa Diaria Aragonesa, Zaragoza, 1999.
Guitart Aparicio, Cristóbal, Castillos de Aragón. Vol. 2, Desde el segundo cuarto del siglo XIII hasta el siglo XIX, Librería General, Zaragoza, 1986.
–, Los castillos turolenses, Instituto de Estudios Turolenses, Teruel, 1987.
Sebastián López, Santiago, et al., Inventario artístico de Teruel y su provincia, Servicio de publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid, 1974. 

lunes, 7 de enero de 2019

La Casa de los Zaporta y el Patio de la Infanta (Zaragoza). Una nueva vida en París.


Contexto histórico:
Gabriel Zaporta (✝️1580) descendía de una familia de judeoconversos originarios de Monzón, ejerció como banquero de Carlos V y fue nombrado señor de Valmaña en Cortes en 1542. Ordenó construir este palacio con motivo del inicio de su vida conyugal con Sabina Santángel –con quien casó en segundas nupcias– alrededor de 1550.


Conjunto arquitectónico:
Esta casa ocupó unos 1.700 m2 y respondía al modelo tradicional aragonés, con fachada en ladrillo y un gran alero gótico mudéjar sobre una serie de ventanas conopiales situadas en el piso superior.
Destacaba en el conjunto su patio, único superviviente de la construcción. La galería superior de columnas abalaustradas, los medallones del antepecho y la serie de grutescos del friso corrido corresponden al estilo protorrenacentista, mientras que  los soportes columnarios de la parte baja, de carácter antropomórfico –resultado de la fusión de tres figuras masculinas, femeninas o monstruosas–, son manieristas, así como los soportes estipitescos del antepecho, en los que descansan las columnillas.
Puede entenderse este patio como un Templo de la Fama en el que destacan los retratos de varios personajes principales. Por ejemplo, todos los medallones del costado sur se dedican a miembros de la dinastía Austria, ocupando Carlos I el lugar central. Zaporta trató así de honrar a su benefactor y al linaje de este.
Por otra parte, la decoración del patio presenta un complejo programa iconográfico, relacionado con la astrología y la mitología.

Para saber más sobre la simbología del Patio de la Infanta: https://www.youtube.com/watch?v=SNcpeKiR8B0

Vida posterior de la casa:
En el edificio construido por Zaporta residieron numerosos personajes y tuvieron su sede diferentes negocios a lo largo de la historia. 
En 1551, Carlos I se hospedó con los Zaporta durante su estancia en Zaragoza, convocando desde esta casa en agosto a las Cortes de Castilla para el 15 de octubre en Madrid.
El escritor e historiador barbastrense Lupercio Leonardo de Argensola también residió aquí, debido a su matrimonio, en 1587, con la viuda de Luis de Zaporta –hijo de Gabriel–, María Bárbara de Albión.
Jerónima Zaporta, hija de Luis de Zaporta y de María Bárbara de Albión, fue la heredera de la casa familiar, que vendió en 1636 a su hermanastro, Gabriel Leonardo y Albión, para sufragar las obras de la Cartuja de la Concepción, finalizando así la titularidad de los Zaporta sobre la casa.

La infanta (Francisco de Goya)
Infanta María Teresa
de Borbón y Vallabriga
El nuevo propietario dejó el inmueble a su hijo Miguel Leonardo, quien lo vendió a Gabriel de Franco. El edificio continuaba en manos de la familia Franco cuando, en el siglo XVIII, se alquiló simultáneamente para varios usos. Así, por ejemplo, albergó en su planta baja la Escuela de Dibujo de la Real Sociedad Económica. También fue residencia de Ramón de Pignatelli –canónigo, miembro de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País e impulsor del Canal Imperial de Aragón– hasta su muerte en 1793. Por otra parte, tras el incendio de la «Casa de las Comedias» de 1778, el patio sirvió como marco para las representaciones teatrales en la ciudad. Finalmente, tras la muerte de su esposo en 1785, la infanta Vallabriga –viuda del infante Luis Alonso Jaime y, por tanto, cuñada de Carlos III– regresó a su Zaragoza natal, residiendo en la casa de los Zaporta hasta 1809, cuando la ocupación francesa la obligó a refugiarse en Mallorca hasta 1814. Gracias a esta ilustre inquilina el patio central de la casa se conoce como «Patio de la Infanta».
Con el paso del tiempo, el hogar de los Zaporta sufrió importantes cambios y desperfectos. En 1844, según J.M. Quadrado y V. de la Fuente[1], el patio estaba sucio y descuidado, parte de sus arcos interiores habían sido tabicados para dedicar media galería a habitaciones, los estucos estaban estropeados, los intercolumnios se habían cerrado con ladrillo, en la planta baja se situaban un almacén y un taller de carruajes, que convivieron con el Liceo Artístico y Literario y, más adelante, con el Colegio de Humanidades de M. Ponzano. Después, en esta zona se incluyó un taller de hierro y sustituyeron al Liceo otras instituciones, como la Academia Jurídico-Práctica Aragonesa o el Casino de Zaragoza.
En 1871 el palacio continuaba en manos de tres hermanos Segovia y Franco como bien proindiviso. En este año fue alquilado al Centro Monárquico Liberal de Zaragoza, recientemente fundado para apoyar a Amadeo de Saboya. Además, en el edificio había cinco ocupantes más y, en este mismo año, se llevó a cabo su primera gran restauración: se reparó el patio y se instaló la iluminación a gas; los elementos más estropeados fueron repuestos mediante el calco de otro elemento parecido que se encontrara en el mismo patio, lo que descompuso el cuidadoso programa iconográfico.
Posteriormente, el edificio se dedicó a otros fines: carpintería, taller de pianos, Círculo de la Izquierda, Casino Autonomista, carbonería, Escuela de Música, Círculo de Obreros Católicos y, en 1885, cuando la ciudad sufrió una epidemia de cólera, un centro de asistencia social.
Durante el siglo XIX sufrió varios incendios, siendo el más grave de ellos el de 1894; en él, el patio y su escalera no sufrieron grandes daños, pero el resto del edificio tuvo que ser apuntalado y se declaró en ruinas.

El patio desmontado (AHPZ)
Derribo y traslado a París:
A partir de entonces hubo varios intentos de venta y derribo por parte de los propietarios del inmueble, que trataron de frenar diversas administraciones e instituciones. No obstante, en 1903 se procedió al derribo.
La decoración artística, despiezada, fue adquirida por 17.000 pesetas por el anticuario francés Ferdinand Schutz, quien montó el patio de la Casa Zaporta, primero, en el estudio de un pintor en Neuilly y, poco después, en el número 25 del parisino Quai Voltaire, como escaparate de su negocio. Además, durante su estancia en París, en el Patio de la Infanta se celebraron numerosas y destacadas fiestas.
Durante la ocupación nazi de Francia, el mariscal Goering quiso adquirir este monumento y, años más tarde, Eva Duarte de Perón se interesó por su compra para instalarlo en el Museo de Arte Hispano-Americano de Buenos Aires.
Seis años después de que los propietarios de la Casa Zaporta hubiesen vendido el patio y derruido el resto del inmueble, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza compró el terreno donde se había asentado para edificar en él su sede, el 15 de abril de 1909.

Regreso a Zaragoza:
En 1957 los sucesores de Schutz pusieron el patio a la venta por cese de negocio. La Caja de Ahorros –actual IberCaja– acordó al año siguiente su compra y repatriación por tres millones de pesetas. Años después, en 1971, la Caja decidió construir una nueva sede central donde instalar, como elemento representativo, el patio.
Este montaje corrió a cargo de la casa Tricas. La ausencia de algunos de los elementos primitivos fue subsanada con nuevos elementos: se incluyeron como obra nueva las vigas del techo de la planta baja, los techos de la galería, los pavimentos y una cubierta de vidrio, tratando en todos ellos de conservar la estética original.
Además, se llevó a cabo una limpieza en profundidad del patio, retirando, entre otros elementos ajenos, una capa de pintura gris que se hizo desaparecer mediante disolventes.
Actualmente, el Patio de la Infanta es visitable dentro del edificio central de IberCaja, en la calle San Ignacio de Loyola, 16 (Zaragoza).




Para visitar el Patio de la Infanta:

Bibliografía:                                      
Esteban Lorente, Juan Francisco, El Palacio de Zaporta y el Patio de la Infanta, Ibercaja, Zaragoza, 1995.
Fatás Cabeza, Guillermo, El Patio de la Infanta: guía sucinta, Ibercaja, 1995.
Royo Sinués, José María, El patio de la infanta, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, Zaragoza, 1985.




[1] Guillermo Fatás Cabeza, El Patio de la Infanta: guía sucinta, Ibercaja, 1995, p. 12.