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martes, 19 de febrero de 2019

Monasterio de Veruela (Vera de Moncayo, Zaragoza). Renovarse o morir.



Santa María de Veruela fue el primer monasterio cisterciense fundado en la Corona de Aragón, en 1146. Su iglesia y dependencias, rehabilitadas, pueden visitarse todavía hoy.


Planta: 
(Los monasterios de Aragón, pp. 118-119)

Origen. Edad Media:
Según la leyenda, el señor de Borja, Pedro de Atarés, salió un día de caza y fue sorprendido por una fuerte tormenta, ante la cual se encomendó a la Virgen María, quien se le apareció para consolarle e indicarle el camino de regreso, a la vez que le animaba a fundar en aquellos parajes un lugar de culto en su nombre que se convirtiera en centro espiritual de la comarca y en refugio de caminantes. Así, a iniciativa de Pedro de Atarés, llegaron monjes franceses para establecer la primera comunidad en el nuevo monasterio, que obtuvo, efectivamente, una enorme relevancia repobladora y cultural.
La formación del patrimonio territorial de Veruela se debió, especialmente, a Alfonso II (1164-1196) y Jaime I (1213-1276), aunque este no dejó de crecer hasta el siglo XV, si bien lo hizo mucho más despacio. Gracias a los habitantes de su señorío, de unos 154 km2, los monjes verolenses perfeccionaron el sistema de riego, dedicando especial atención en este sentido a las granjas.


Evolución:
Edad Moderna
Entre 1472 y 1617 los abades de Veruela fueron comandatarios, es decir, estos no sólo no pertenecían a la orden cisterciense ni a ninguna otra, sino que eran incluso laicos sin profesión religiosa, en general personas de confianza de los monarcas y, en muchas ocasiones, pertenecientes a la propia familia real, como Juan de Aragón –hijo bastardo de Juan II– y Hernando de Aragón –nieto bastardo de Fernando el Católico–. La pertenencia del abad de Veruela a las Cortes de Aragón y el hecho de que poseyera un señorío tan importante justificaban la intromisión de la Corona en estos asuntos. Por otra parte, esto dejó una importante huella arquitectónica, ya que permitió conseguir la financiación necesaria para mejorar y ampliar las dependencias monacales.
Durante el siglo XV, el monasterio de Veruela recibió el privilegio de usar las insignias pontificales –la mitra y el anillo–, igualándose así al obispo de su diócesis. La inclusión de nuevas pinturas, esculturas, retablos, vidrieras de colores y decoración en general fue habitual a partir de entonces, pero el monasterio acabó así endeudándose y hubo de recurrir a la venta, arrendamiento o empeño de parte de sus posesiones para mantenerse.
Hernando de Aragón con hábito cisterciense
A comienzos del siglo XVI, Hernando de Aragón inició el siglo de oro del monasterio, siendo continuada su ingente empresa de renovación por fray Lope Marco (1539-1560). A ellos se deben, entre otras obras, la cerca, la decoración en yeso de la bóveda del dormitorio, la crucería estrellada del refectorio, la biblioteca, tres de las galerías del sobreclaustro, la capilla de San Bernardo y la sustitución del retablo mayor.
En 1662 comenzaron las obras del Monasterio Nuevo, en las que se levantó un claustro de dos plantas con sastrería, chimenea y dieciséis celdas iguales. No obstante, cuando las obras se encontraban ya muy avanzadas, el monasterio sufrió un incendio, tras lo cual se edificaron quince nuevas celdas y dos scriptoria, además de proyectarse un acceso directo desde el locutorio del monasterio medieval, tras el cual se abriría una monumental escalera como espacio de tránsito cuya cúpula seguía ya el nuevo movimiento artístico del momento, es decir, el barroco.
Durante la Guerra de Sucesión (1701-1713) los monjes abandonaron el monasterio y se refugiaron en Borja.

Edad Contemporánea
Durante la invasión francesa (1808-1814), el gobierno de José I suprimió el monasterio. Fernando VII decretó el regreso de los religiosos, pero en 1820 disolvió las órdenes monacales. En ese momento, se les concedió a los monjes un mes para marcharse, durante el cual inventariaron el archivo y todos los bienes muebles, bibliográficos y artísticos, abandonando posteriormente el monasterio.
No obstante, los monjes regresaron de nuevo, aunque con grandes problemas internos, ya que unos apoyaban abiertamente al bando carlista y otros al isabelino.
La Desamortización de Mendizábal (1835) puso fin al señorío verolense y provocó que el archivo, varios miles de volúmenes de la biblioteca y el retablo mayor fueran expoliados. En 1844, el patrimonio superviviente salió a subasta pública dividido en seis lotes.
En este momento, el trabajo de recogida de documentación fue encargado a la Comisión de Arbitrios y Amortización de la provincia de Zaragoza, que delegó esta tarea en unas comisiones subalternas de Borja y Tarazona, lo que provocó que personas sin la cualificación necesaria se hicieran cargo del vasto patrimonio verolense, disperso y  desaparecido en muchos casos.
El desmantelamiento y destrucción fueron tales que incluso el edificio estuvo a punto de ser demolido, y así habría ocurrido de no ser porque la Comisión Central de Monumentos Artísticos reclamó la sexta parte que le correspondía en la subasta y la encomendó a la Junta de Conservación, creada desde Borja y Tarazona y presidida por el canónigo José de Purroy y Castillón. De esta Junta surgió la idea de ubicar una hospedería en las dependencias del monasterio nuevo destinada al veraneo de familias adineradas. Así, se instalaron dieciocho plazas repartidas en ocho habitaciones, además de las cocinas. En 1861 se publicó el folleto «El monasterio de Veruela. Sitio de verano», que demostraba el éxito de esta hospedería, muy frecuentada por viajeros y escritores románticos entre los que destacan los hermanos Bécquer.  
Recuerdo de la estancia de G. A. Bécquer en el monasterio
Para saber más sobre la estancia de los hermanos Bécquer en el Monasterio de Veruela:
Por otra parte, los duques de Villahermosa, vinculados históricamente al monasterio de Veruela, reclamaron durante la Desamortización los bienes que consideraron propios e intervinieron en las decisiones políticas que condujeron a la recuperación del culto en la iglesia y a la instalación de la Compañía de Jesús en el cenobio.
Efectivamente, en 1877, durante la Restauración borbónica (1875-1886), los jesuitas regresaron a España –de donde se habían exiliado tras la Revolución Gloriosa de 1868- y el gobierno les entregó la tutela del monasterio, en calidad de usufructuarios de la sexta parte salvada, con el fin de recuperar sus funciones religiosas y conventuales y con la única condición de conservar el patrimonio y respetar los derechos de patronato de los duques de Villahermosa. A partir de entonces, la primera y principal tarea de la Compañía de Jesús fue reestructurar y restaurar el cenobio.
En 1919, el Estado declaró la iglesia, el claustro y la sala capitular Monumento Nacional. En 1928 la Compañía amplió su dominio y el monasterio recuperó su antigua unidad gracias a que el Estado declaró todo el conjunto Monumento Nacional, expropió las tierras a sus propietarios y cedió la totalidad en usufructo a los jesuitas.
En 1932 se disolvió la Compañía, por lo que los monjes abandonaron de nuevo Veruela tras el inventariado de sus bienes. Por concesión de la II República, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza instaló en él un sanatorio que durante la Guerra Civil actuó como hospital de sangre. En 1939, antes de que finalizara la guerra, Franco decretó que la Compañía recuperara el monasterio en las mismas condiciones en las que lo poseía antes. En esta época hubo de ampliar las dependencias monacales, para lo que se elevó un piso el claustro del monasterio nuevo.
Finalmente, la Compañía devolvió el cenobio al Estado, renunció al usufructo y vendió todos los terrenos aledaños que había ido comprando. El padre general, Pedro Arrupe, ordenó el cierre del monasterio en 1972 y la Dirección General de Bellas Artes del Estado lo cedió en usufructo a la Diputación Provincial de Zaragoza durante treinta años. En 1998, el Ministerio de Economía y Hacienda lo cedió definitivamente a la Diputación.

Actualidad
En los últimos años, los dos ámbitos fundamentales de la actuación llevada a cabo por la Diputación se han centrado, por un lado, en las obras de restauración, rehabilitación y acondicionamiento del monasterio y su entorno, y, por otro, en la promoción de numerosas actividades culturales para dotarlo de una nueva vida.
De esta manera, el monasterio de Veruela ha albergado durante los últimos treinta años numerosas exposiciones temporales y ha fomentado publicaciones de libros, además de acoger el Curso Internacional de Composición Musical, el Festival Internacional de Música «Veruela Música Viva» y los festivales internacionales de Poesía del Moncayo, así como el Museo del Vino de la denominación de origen del Campo de Borja desde 1994.
Para saber más sobre el Museo del Vino: https://www.youtube.com/watch?v=R43nIuUNPsM
Por otra parte, desde hace años el monasterio está siendo rehabilitado con la finalidad de establecer en él un Parador Nacional, aunque la fecha de su inauguración ha sido retrasada en numerosas ocasiones.


Para saber más sobre el Monasterio de Veruela: https://www.youtube.com/watch?v=IrTtvKL3eZA
Para visitar el Monasterio de Veruela: https://monasteriodeveruela.blogspot.com/

Para conocer el Monasterio de Veruela como lugar literario:
Para conocer el Monasterio de Veruela como lugar cinematográfico:
Bibliografía:
Criado Mainar, Jesús, Monasterio de Veruela: guía histórica, Diputación de Zaragoza, Zaragoza, 1993.
López Landa, José María, Estudio arquitectónico del Real Monasterio de Santa María de Veruela, La Cadiera, Zaragoza, 2015.
Soria de Isarri, Isabel (coord.), Veruela, testigo de siglos, Diputación de Zaragoza, Zaragoza, 2012.
Ubieto Arteta, Agustín, Los monasterios de Aragón, Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón, Zaragoza, 1999.

2 comentarios:

  1. Es una pena la cantidad de tesoros artísticos que se perdieron por culpa de la Desamortización. No sé si sabrás algo del reloj medieval de Veruela que apareció hace unos pocos años...

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    1. La verdad es que no, Alfredo, porque, como digo en la descripción del blog, mi intención siempre ha sido dar a conocer la historia del patrimonio arquitectónico aragonés, por lo que me centré únicamente en la evolución de los usos y de la gestión del propio edificio.
      No obstante, si tú sabes algo acerca de ese reloj al que te refieres, me encantaría que compartieras esa información aquí.

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