Contexto histórico:
Hay evidencias históricas que demuestran la
existencia de un castillo musulmán sobre el emplazamiento del castillo actual. Posteriormente, en 1169, la villa de Valderrobres fue conquistada por Alfonso II y existe la
hipótesis de que este monarca ordenara la edificación de una fortaleza militar
de carácter puramente defensivo en aquel momento.
En 1175, el rey concedió la villa al obispado de
Zaragoza, ostentado entonces por Pedro de Torroja, quien, pocos días después, subinfeudó
el castillo a Fortún Robert, a condición de que repoblara la zona con cristianos.
Al morir en 1307 sin hijos su descendiente Pedro de Oteyza, casado con una hija natural
de Pedro III, el castillo fue recuperado por la Corona, pero Jaime II –hijo y
sucesor de Pedro III– renunció a sus derechos sobre él y lo devolvió al cabildo
zaragozano en 1346, tras cobrar una importante suma de dinero y haberse
producido un litigio entre el rey y el obispo. Así, Valderrobres fue durante
siglos señorío de la Mitra zaragozana.
Planta del castillo:
Construcción:
![]() |
(Guía interpretativa de la iglesia y del castillo de Valderrobres, p. 90) |
![]() |
(Guía interpretativa de la iglesia y del castillo de Valderrobres, p. 100) |
![]() |
(Guía interpretativa de la iglesia y del castillo de Valderrobres, p. 111) |
Construcción:
En la parte alta de Valderrobres se eleva uno de los
mejores conjuntos del gótico en Aragón: el castillo-palacio y la contigua
iglesia-colegiata de Santa María. La fábrica actual corresponde a la segunda
mitad del siglo XIV y a la primera del XV.
Aunque sufrió diversas transformaciones a lo largo
de la historia, el castillo fue edificado casi en su totalidad por los
arzobispos de Zaragoza García Fernández de Heredia (1382-1411) y Dalmau de Mur
(1431-1456), ambos pertenecientes a familias aristocráticas. En diferentes estancias
pueden observarse los escudos de estos dos obispos en memoria de las obras que
impulsaron.
El castillo posee grandes dimensiones y planta hexagonal irregular, con dos suntuosas fachadas palaciegas. Sus paramentos son de sillería, a base de bloques de piedra bien escuadrados y alineados, abiertos por numerosos vanos –con grandes ventanas apuntadas, adornadas por tracerías– y con la galería corrida de arcos semicirculares típicamente aragonesa, sobre la cual se alzan tres torrecillas angulares y almenadas más ornamentales que defensivas.
El castillo posee grandes dimensiones y planta hexagonal irregular, con dos suntuosas fachadas palaciegas. Sus paramentos son de sillería, a base de bloques de piedra bien escuadrados y alineados, abiertos por numerosos vanos –con grandes ventanas apuntadas, adornadas por tracerías– y con la galería corrida de arcos semicirculares típicamente aragonesa, sobre la cual se alzan tres torrecillas angulares y almenadas más ornamentales que defensivas.
Ante la fachada principal se asentó una terraza
consolidada sobre un muro, buscando la simbiosis con el terreno, para separar
la mansión del caserío y de donde arrancan las murallas de la villa.
![]() |
Uno de los salones |
![]() |
Cubierta de la antigua cocina |
Hacia 1545 el arzobispo de Zaragoza Hernando de Aragón realizó algunas obras en este castillo, entre las que destaca la cocina, de planta cuadrada y cubierta por una bóveda de ocho cascos construida en ladrillo refractario y con trompas en cada uno de sus ángulos.
Abandono y rehabilitación:
Se cree que el arzobispo de Zaragoza y virrey de
Aragón Juan Cebrián (1644-1662) fue el último que habitó este castillo, puesto
que no hay datos posteriores que atestigüen la residencia en él, aunque se
desconoce en qué momento exacto se abandonó definitivamente y por qué motivo.
En todo caso, sufrió desde entonces un proceso de
degradación, con el hundimiento de casi todos sus techos y la acumulación de vegetación
entre las ruinas. Además, muchas de sus piedras fueron expoliadas y empleadas
para la construcción de otras edificaciones en el pueblo y sus alrededores. Tras
la desamortización de Mendizábal (1836) el arzobispado de Zaragoza perdió su jurisdicción
sobre este castillo y las tierras que había controlado desde él.
El castillo volvió a ser fortificado y utilizado por
el general Cabrera durante la I Guerra Carlista (1833-1840), pero, al no
intervenir directamente en los combates, no sufrió grandes desperfectos.
En 1971 se inició una primera restauración, con la siega
de la hierba que lo inundaba y la reconstrucción de unos veinte metros
cuadrados de muro del patín superior, pero esta restauración hubo de ser
paralizada porque se agotó el presupuesto concedido por el Ministerio de la
Vivienda para tal fin, por lo que el castillo continuó presentando un aspecto ruinoso.
Entre 1980 y 1983 se llevó a cabo la restauración de las zonas nobles, que terminó
en una segunda fase en 1991, otorgándole al castillo su aspecto actual.
Actualidad:
En 1931, el castillo de Valderrobres fue declarado Monumento Nacional. Hoy en día, es empleado como espacio para la cultura, celebrándose
en él diversas actividades: exposiciones, congresos, conciertos, etc.
Además, Valderrobres es considerado uno de «Los
pueblos más bonitos de España» desde 2013.
Para saber más sobre esta distinción: https://www.lospueblosmasbonitosdeespana.org/
Para saber más sobre esta distinción: https://www.lospueblosmasbonitosdeespana.org/
![]() |
Tres carteles anunciadores de diversas actividades culturales celebradas en el castillo de Valderrobres en los últimos años |
Para saber más sobre el castillo de Valderrobres y su entorno:
http://www.valderrobres.es/turismo/patrimonio-urbanistico/castillo-palacio/
Para visitar el castillo de Valderrobres: http://www.castillodevalderrobres.com/
Para conocer el nuevo proyecto de restauración del castillo:
https://www.lacomarca.net/castillo-valderrobres-estara-restaurado-finales-2021/
Para conocer el nuevo proyecto de restauración del castillo:
https://www.lacomarca.net/castillo-valderrobres-estara-restaurado-finales-2021/
Bibliografía:
Cabañas
Boyano, Aurelio, Aragón:
una tierra de castillos, Prensa Diaria Aragonesa, Zaragoza, 1999.
Guitart
Aparicio, Cristóbal, Los
castillos de Aragón, Caja de Ahorros de la Inmaculada, Zaragoza, 1999.
–, Los castillos turolenses, Instituto de Estudios Turolenses, Teruel,
1987.
Sebastián
López, Santiago, et
al., Inventario artístico de Teruel y
su provincia, Servicio de publicaciones del Ministerio de Educación y
Ciencia, Madrid, 1974.
Siurana
Roglán, Manuel, Guía
interpretativa de la iglesia y el castillo de Valderrobres, Centro de
Estudios Bajoaragoneses, Alcañiz, 2003.
¡Hola Silvia!
ResponderEliminarTú blog me está gustando mucho (personalmente la entrada que realizaste en la que diste información sobre el Patio de la Infanta es una de las que más me ha llamado la atención). Creo que aportas datos sobre elementos diversos y eso consigue, además de una gran riqueza cultural para tu blog, que los lectores aprendan a través de tus post.
Enhorabuena.
¡Muchas gracias, Julia! Esa era mi intención y me alegra mucho ver que lo he conseguido y que te está resultando interesante y, sobre todo, útil. Intentaré seguir así :)
Eliminar