Contexto histórico:
La construcción de esta lonja se decidió en un
capítulo municipal en 1541, a petición de los mercaderes y ciudadanos y del
arzobispo Hernando de Aragón, nieto de Fernando el Católico, quien buscaba
evitar que los negocios se efectuaran en las iglesias.
De entre las muchas propuestas recibidas se escogió
la de Juan de Sariñena, por aquel entonces maestro de la ciudad; la lonja fue
su última obra, aunque no llegó a verla finalizada, puesto que murió en 1545. Además
de Sariñena, intervinieron en la construcción Alonso de Leznes, también maestro
de la ciudad, y Gil Morlanes hijo, quien diseñó las columnas del interior.
Para la construcción de este nuevo edificio se
compraron varios inmuebles junto a las Casas del Concejo, derruidos para levantar
la lonja en el solar que dejaron.
En 1550 comenzaron las actividades de la Tabla de
Depósitos, que hubo de alojarse provisionalmente en las Casas del Concejo hasta
1551, cuando finalizaron las obras de la lonja.
Este edificio, así como el reglamento de su Tabla de
Depósitos, se basaron en buena medida en las lonjas ya existentes en Barcelona
y Valencia, puesto que los contactos entre los diferentes territorios que
conformaban la Corona de Aragón eran continuos en aquella época.
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Construcción:
La lonja de
Zaragoza se erigió en ladrillo, con un diáfano espacio interior distribuido en
tres naves de igual altura y separadas por columnas «aragonesas», caracterizadas
por la inserción de un nudo o anillo en su fuste, generalmente a un tercio de
su longitud.
Las bóvedas de crucería estrellada, de sección muy
rebajada y con las claves de madera dorada y pintada, como las que presenta
esta lonja, fueron típicas de la región en el cubrimiento de edificios de
similar relevancia. En la decoración interior, destacan igualmente los escudos
de la ciudad y los imperiales.
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La estructura de su fachada es similar a la de los
palacios aragoneses de la época, pero su decoración es más compleja y rica, como
muestra de la importancia de este edificio público. Destacan los óculos del
cuerpo superior, en los que aparecen bustos humanos –correspondientes a los
mecenas de la obra– realizados en yeso y policromados. La aplicación de policromía
en la fachada no fue excepcional de la lonja, pero tampoco resultaba común en
aquella época; en los otros casos conocidos, la pintura cubría por completo la
fachada, mientras que aquí se limitó a destacar detalles concretos de la decoración.
En el cuerpo inferior del edificio se abre como
acceso en cada fachada un trío de amplios vanos enmarcados en rectángulos. En
el exterior, estas puertas mantienen su estado original, su clavazón y su
revestimiento de chapa con diversos motivos incisos. La portada del
muro occidental comunicaba originariamente con las Casas del Concejo, dando
acceso a la capilla municipal.
El cuerpo superior de la lonja fue empleado por el
municipio como almacén de objetos defensivos que, en caso necesario, distribuía
a la población. A esta «sala alta» o «sala de armas» se accedía por la escalera
de caracol situada dentro de una torrecilla adosada al exterior, en la esquina
occidental de la fachada que da al Ebro, por lo que, desde que esta torre fue
demolida, es imposible acceder a ella.
Desde un primer momento, las ventanas de la lonja fueron
cerradas con pequeñas piezas de vidrio emplomadas, material excepcional
en aquel momento en toda Europa, ya que su uso no se generalizó hasta finales
del siglo XVIII, empleándose, en su lugar, placas de alabastro o papel encerado.
En Zaragoza, el vidrio no se fabricó hasta 1556, años después de la construcción
de la Lonja.
Este edificio constituye una muestra de la etapa más
próspera del siglo XVI para el Concejo y sus empresas.
Usos del edificio:
La lonja, sede de la Tabla de Depósitos, era una
prolongación de las Casas del Concejo, quien controlaba su organización y
respaldaba los capitales confiados a su custodia. Además, en el edificio tenían
lugar diversas celebraciones y fiestas religiosas, como la del Ángel Custodio
de la Ciudad y la del Espíritu Santo.
En este inmueble, por tanto, tuvo su sede una
entidad financiera –la Tabla de Depósitos– que hacía cambios con las
principales plazas y admitía depósitos, e incluso llegó a socorrer al
Ayuntamiento de la ciudad durante una epidemia en 1652. No obstante, fue clausurada
en 1681 debido a irregularidades en su funcionamiento, destinándose entonces el
edificio a corral de representaciones teatrales. Volvió a emplearse como banco
por orden de Felipe V entre 1735 y 1785.
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Estado actual de la lonja como sala de exposiciones municipal |
Durante el
siglo XIX la lonja fue empleada como almacén. En el siglo XX, tras la
demolición del antiguo edificio del Ayuntamiento, se sometió a una pequeña
restauración y comenzó a destinarse a la celebración de recepciones, fiestas,
conciertos, exposiciones artísticas y todo tipo de actos culturales.
A partir de entonces, el edificio fue consolidado y saneado
en varias ocasiones, aunque sufrió un deterioro progresivo que hizo necesaria la
intervención del arquitecto Francisco Íñiguez durante la alcaldía de Luis Gómez
Laguna (1954-1966).
Desde
la década de 1970 se consolidó el uso de la lonja como Sala de exposiciones, tornándose
en permanente y exclusivo en la década siguiente.
Bibliografía:
Fatás
Cabeza, Guillermo (dir.), Guía histórico-artística de Zaragoza, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2008.
Torralba
Soriano, Federico, La
Casa Ayuntamiento de Zaragoza: Lonja de la ciudad, Ayuntamiento de Zaragoza, Zaragoza, 1977.
Muy interesenate y ameno Silvia! buen trabajo!!
ResponderEliminarPor lo que he podido deducir, la Lonja hoy en día es propiedad del ayuntamiento verdad?
Algún día de estos pordiamos escaparnos a hacer una visita!
¡Muchas gracias, Amaia!
EliminarAsí es, actualmente funciona como sala de exposiciones municipal. En el enlace que he incluido puedes consultar los horarios de visita; cuando quieras vamos ;)