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miércoles, 27 de febrero de 2019

Castillo (Valderrobres, Teruel). Un escenario histórico para la vida cultural de la región.

Contexto histórico:
Hay evidencias históricas que demuestran la existencia de un castillo musulmán sobre el emplazamiento del castillo actual. Posteriormente, en 1169, la villa de Valderrobres fue conquistada por Alfonso II y existe la hipótesis de que este monarca ordenara la edificación de una fortaleza militar de carácter puramente defensivo en aquel momento.
En 1175, el rey concedió la villa al obispado de Zaragoza, ostentado entonces por Pedro de Torroja, quien, pocos días después, subinfeudó el castillo a Fortún Robert, a condición de que repoblara la zona con cristianos. Al morir en 1307 sin hijos su descendiente Pedro de Oteyza, casado con una hija natural de Pedro III, el castillo fue recuperado por la Corona, pero Jaime II –hijo y sucesor de Pedro III– renunció a sus derechos sobre él y lo devolvió al cabildo zaragozano en 1346, tras cobrar una importante suma de dinero y haberse producido un litigio entre el rey y el obispo. Así, Valderrobres fue durante siglos señorío de la Mitra zaragozana.


Planta del castillo: 
(Guía interpretativa de la iglesia y del castillo de Valderrobres, p. 90)
(Guía interpretativa de la iglesia y del castillo de Valderrobres, p. 100)
(Guía interpretativa de la iglesia y del castillo de Valderrobres, p. 111)

Construcción:
En la parte alta de Valderrobres se eleva uno de los mejores conjuntos del gótico en Aragón: el castillo-palacio y la contigua iglesia-colegiata de Santa María. La fábrica actual corresponde a la segunda mitad del siglo XIV y a la primera del XV.
Aunque sufrió diversas transformaciones a lo largo de la historia, el castillo fue edificado casi en su totalidad por los arzobispos de Zaragoza García Fernández de Heredia (1382-1411) y Dalmau de Mur (1431-1456), ambos pertenecientes a familias aristocráticas. En diferentes estancias pueden observarse los escudos de estos dos obispos en memoria de las obras que impulsaron.
  El castillo posee grandes dimensiones y planta hexagonal irregular, con dos suntuosas fachadas palaciegas. Sus paramentos son de sillería, a base de bloques de piedra bien escuadrados y alineados, abiertos por numerosos vanos –con grandes ventanas apuntadas, adornadas por tracerías– y con la galería corrida de arcos semicirculares típicamente aragonesa, sobre la cual se alzan tres torrecillas angulares y almenadas más ornamentales que defensivas.
Ante la fachada principal se asentó una terraza consolidada sobre un muro, buscando la simbiosis con el terreno, para separar la mansión del caserío y de donde arrancan las murallas de la villa.
Uno de los salones
El castillo se distribuye en diversas salas alrededor de un patio de armas descubierto. Destacan los salones de las crujías oeste y sur, en dos plantas, especialmente el de las Cortes o de las Chimeneas –llamado así por celebrarse en él Cortes en 1429 y por alojar tres chimeneas que todavía se conservan–, un grandioso salón con arcos agudos de piedra transversales y sin techumbre. El resto de salones se cubrían con techumbres de madera apoyadas sobre arcos apuntados transversales.
Cubierta de la antigua cocina

 Hacia 1545 el arzobispo de Zaragoza Hernando de Aragón realizó algunas obras en este castillo, entre las que destaca la cocina, de planta cuadrada y cubierta por una bóveda de ocho cascos construida en ladrillo refractario y con trompas en cada uno de sus ángulos.




Abandono y rehabilitación:
Se cree que el arzobispo de Zaragoza y virrey de Aragón Juan Cebrián (1644-1662) fue el último que habitó este castillo, puesto que no hay datos posteriores que atestigüen la residencia en él, aunque se desconoce en qué momento exacto se abandonó definitivamente y por qué motivo.
En todo caso, sufrió desde entonces un proceso de degradación, con el hundimiento de casi todos sus techos y la acumulación de vegetación entre las ruinas. Además, muchas de sus piedras fueron expoliadas y empleadas para la construcción de otras edificaciones en el pueblo y sus alrededores. Tras la desamortización de Mendizábal (1836) el arzobispado de Zaragoza perdió su jurisdicción sobre este castillo y las tierras que había controlado desde él.
El castillo volvió a ser fortificado y utilizado por el general Cabrera durante la I Guerra Carlista (1833-1840), pero, al no intervenir directamente en los combates, no sufrió grandes desperfectos.
En 1971 se inició una primera restauración, con la siega de la hierba que lo inundaba y la reconstrucción de unos veinte metros cuadrados de muro del patín superior, pero esta restauración hubo de ser paralizada porque se agotó el presupuesto concedido por el Ministerio de la Vivienda para tal fin, por lo que el castillo continuó presentando un aspecto ruinoso. Entre 1980 y 1983 se llevó a cabo la restauración de las zonas nobles, que terminó en una segunda fase en 1991, otorgándole al castillo su aspecto actual.

Actualidad:
En 1931, el castillo de Valderrobres fue declarado Monumento Nacional. Hoy en día, es empleado como espacio para la cultura, celebrándose en él diversas actividades: exposiciones, congresos, conciertos, etc.  
Además, Valderrobres es considerado uno de «Los pueblos más bonitos de España» desde 2013.

Para saber más sobre esta distinción: https://www.lospueblosmasbonitosdeespana.org/

Tres carteles anunciadores de diversas actividades culturales celebradas en el castillo de Valderrobres en los últimos años

   Para saber más sobre el castillo de Valderrobres y su entorno: 
http://www.valderrobres.es/turismo/patrimonio-urbanistico/castillo-palacio/

Para visitar el castillo de Valderrobres: http://www.castillodevalderrobres.com/

Para conocer el nuevo proyecto de restauración del castillo: 
https://www.lacomarca.net/castillo-valderrobres-estara-restaurado-finales-2021/

Bibliografía:
Cabañas Boyano, Aurelio, Aragón: una tierra de castillos, Prensa Diaria Aragonesa, Zaragoza, 1999.
Guitart Aparicio, Cristóbal, Los castillos de Aragón, Caja de Ahorros de la Inmaculada, Zaragoza, 1999.
–, Los castillos turolenses, Instituto de Estudios Turolenses, Teruel, 1987.
Sebastián López, Santiago, et al., Inventario artístico de Teruel y su provincia, Servicio de publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid, 1974.
Siurana Roglán, Manuel, Guía interpretativa de la iglesia y el castillo de Valderrobres, Centro de Estudios Bajoaragoneses, Alcañiz, 2003.

2 comentarios:

  1. ¡Hola Silvia!

    Tú blog me está gustando mucho (personalmente la entrada que realizaste en la que diste información sobre el Patio de la Infanta es una de las que más me ha llamado la atención). Creo que aportas datos sobre elementos diversos y eso consigue, además de una gran riqueza cultural para tu blog, que los lectores aprendan a través de tus post.

    Enhorabuena.

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    1. ¡Muchas gracias, Julia! Esa era mi intención y me alegra mucho ver que lo he conseguido y que te está resultando interesante y, sobre todo, útil. Intentaré seguir así :)

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