Durante la crisis que sufrió en sus últimos años el
Califato omeya de Córdoba se produjeron entre sus dominios varios intentos
independentistas, algunos de ellos fructíferos. En este contexto, en 1010, la
familia bereber de los Banu Razin se proclamó soberana del territorio que
controlaba, es decir, la población de Santa María de Oriente y sus alrededores,
naciendo así la primera taifa andalusí, a la que dieron su propio nombre,
conociéndose desde entonces el lugar como Albarracín.
En el siglo XII, aproximadamente un siglo y medio
después de proclamar su independencia, Albarracín se convirtió de forma
pacífica en señorío cristiano, regido a partir de entonces por la familia
Azagra, que mantuvo en su poder el territorio hasta 1284, cuando fue
conquistado por el monarca Pedro III de Aragón.
Construcción de la Torre Blanca:
La Torre Blanca o Torre de Doña Blanca, integrada en
el sistema defensivo de Albarracín, casi en el extremo sur del espolón, es una
de las construcciones más singulares y antiguas de esta ciudad.
Las primeras noticias sobre esta torre datan del
siglo XIII, aunque en una campaña arqueológica realizada recientemente se hallaron
restos de cerámica islámica, por lo que se cree que debió de ser construida
sobre una construcción andalusí. Además, del momento en el que se convirtió en
señorío de los Azagra data una segunda construcción, realizada en materiales
pobres como la madera.
La Torre Blanca presenta planta cuadrangular, de
unos once metros de lado y una altura de dieciséis metros, elevados sobre una
plataforma rocosa irregular. Sus muros son de mampostería de gran espesor, con
aristas y guarniciones de sillería, y en ellos se abren numerosas saeteras. La
puerta de acceso se encuentra a una altura de ocho metros, accediéndose a ella
mediante una escalera. La torre se organiza en tres plantas regulares y un
sótano en el que puede verse la roca sobre la que se asienta. En el interior se
aprecian los arranques de las bóvedas que cubrían sus techumbres y restos de
molduras góticas. Su remate debió de ser almenado en origen, pero lo ha perdido,
de manera que actualmente termina en una terraza que permite contemplar el
paisaje de Albarracín.
Evolución:
La torre sufrió una cierta dejadez durante la
segunda mitad del siglo XVI, hasta ser definitivamente abandonada.
En el año 1600, Felipe III la cedió a la Orden dominica
de Predicadores, que poseía también la vecina iglesia de Santa María. Se inició
entonces una fase de acondicionamiento y, desde 1728, la torre fue utilizada
por la comunidad como biblioteca del convento, para lo que se eliminó el último
de sus niveles y se modificó su estructura original. Tras retirarse los dominicos
del lugar, en el siglo XIX, la torre cayó en desuso, sufriendo diversos
derrumbes.
Actualidad:
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Publicación sobre una exposición celebrada en la Torre Blanca en las redes sociales de la Fundación |
Para saber más sobre la actividad de la Fundación
Santa María de Albarracín:
Bibliografía:
Franco, Jesús G. y Antonio Hernández, «Torre Blanca de Albarracín
(Teruel): de atalaya andalusí a biblioteca de los dominicos», Bolskan, nº
21 (2004), pp. 73-81.
Fundación
Santa María de Albarracín, Programa
cultural 2018, Fundación Santa María de Albarracín, Albarracín, 2018.
Guitart
Aparicio, Cristóbal, Los castillos
turolenses, Instituto
de Estudios Turolenses, Teruel, 1987.
Pascual, Vicente, Turris Eburnea – Memorias de la Torre Blanca,
Fundación Santa María de Albarracín, Albarracín, 2004.
Tienen un programa de expos muy interesante y actividades cada semana. Es un muy buen ejemplo de cómo la buena gestión de un espacio puede rehabilitarlo y convertirlo en un lugar tan activo. Buen artículo Silvia, lo visitaré!
ResponderEliminar¡Me alegro de que te haya gustado!
EliminarLa verdad es que la Fundación Santa María de Albarracín está haciendo cosas muy chulas, y está claro que tienen una muy buena materia prima allí ;)